16 de septiembre de 2011

¡Besos!

Un día normal, una cita normal, una discusión ¿normal? …
Tres amigos en un restaurante normal, comiendo comida normal, pero cualquiera que los hubiera visto podría asegurar que ninguno de ellos era normal. Un trío excéntrico; un español de cabellos castaños, ojos verde esmeralda y una sonrisa eterna en el rostro, un francés de apariencia galante, cabello rubio y unos ojos azules que parecieran estar buscando algo, y un alemán con un ego enorme, de ojos rojo carmesí y cabello casi tan blanco como la nieve. Definitivamente no era un grupo normal, para nada normal. Y parecía ser que lo que discutían tampoco entraría en los parámetros de normal…

-No, no, no, Francis, no importa lo que vistas en una relación- concluyó el español tomando un buen trago a su cerveza, disfrutando del aire fresco de primavera  que se le ofrecía al estar comiendo afuera de aquel modesto local.

-Mon ami estas muy equivocado la ropa es algo esencial en el ligue, te da una presencia- hablo con elegancia el rubio sacudiendo un poco su copa de vino –Y no puedes replicarle eso a la nación de la moda- agregó cuando vio al otro con intenciones de discutir de nuevo.

-Jajaja, eso es una idiotez Francis, además el fabuloso yo no necesita de esa ropa barata para ligar, mi solo presencia, una sonrisa y ya ¡esta! Tengo a la chica que quiera- se aduló el chico de ojos rojos haciendo un estruendo al dejar caer su tarro de cerveza con fuerza sobre la mesa.

Antonio solo movió la cabeza negativamente al escuchar a Gilbert -¡No! Ni la ropa ni siquiera nuestra apariencia son buenas para el ligue, ¡eso ya no sirve ahora!- replico algo frustrado por el pensamiento de sus dos mejores amigos.

-¿¡Estás diciendo que yo no soy guapo?! Ja, cualquiera daría lo que fuera por estar conmigo aunque solo fuera una noche-  volvió a adularse Gilbert con gesto dramático y exagerado

-Y según tu Antonio ¿Qué es lo que se necesita?- pregunto el francés recargando su barbilla en sus manos, esperando la respuesta de su alegre amigo.

-¡Besos!- casi grito aquello, ocasionando que algunas personas lo miraran raro para luego seguir su camino normal. - ¡Eso es lo que se necesita! Besos, y solo eso- respondió con su habitual sonrisa en el rostro.

Sus dos amigos lo miraron con algo de sorpresa, era seguro que a ninguno se le había ocurrido tal respuesta.
Francis se rió y luego dijo – Creo que tienes razón mon ami, sin besos una relación no es nada-  coincidió mientras tomaba un poco de vino. –Pero sigo pensando que la vestimenta también es importante-  siguió insistiendo

-¡Uno puede ir en piyama a ligar y no importará mientras beses bien!-  el castaño se paró de la mesa algo exasperado porque Francis no lograba entender su argumento, o mejor dicho porque no quería darle la razón.

-Oye Toni cálmate- el francés volvió a darle un trago a su vino y sonrió -¿Por qué no mejor vas y lo demuestras?- señaló con la cabeza a dos muchachitas muy lindas que pasaban por ahí  

-Kesesesese- Gilbert solo rio pues estaba confiado en que rechazarían a Toño nada más se les acercara con la ropa que llevaba, el era fabuloso y su awesomnidad; si es que esa palabra existía, le ayudaba a ligar sin preocuparse como se viera, el siempre estaba increíble.

-¡Ya verán! Se los voy a demostrar- y sin más fue hacia las chicas, para sorpresa de ambos el castaño no se abalanzo a besarlas y nada por el estilo, vieron como las dos hermosas jovencitas reían y asentían sin alcanzar a escuchar lo que decía Antonio, dejaron de espiar descaradamente cuando se percataron de que España regresaba seguido de las chicas.

-Mon ami ¿pero qué pretendes? – el francés fue el primero en hablar sonriendo caballeroso para las jóvenes, esperando una respuesta, mientras que Gilbert ya estaba tratando de conquistar a una de ellas que solo lo ignoraba.

-Te traigo a la especie más sabia de todo el planeta- adulo el español a las chicas que solo rieron –Bien díganle- las alentó con una sonrisa.

-Este joven nos decía que ustedes no apoyaban su teoría de los besos- la primera joven, rubia y de ojos miel, habló remarcando la última palabra. –Así que nosotras venimos a sacarlos de su error- completo la otra chica azabache.

-Pues ya que lo apoyan, ¿alguna de las dos no quiere los besos de ore-sama?- se adelanto el alemán que recibió un “cariñoso” golpe de la peli-negra –Kesesese esta se parece a Elizabetha- se sobó mientras regresaba a su lugar

-No, gracias, a lo que venimos – siguió con su explicación – Nosotras creemos que tiene toda la razón, ¡hay demasiados metrosexuales en el mundo! Ya nadie se preocupa por besar bien- torció la boca para hacer evidente su desagrado.

-Por eso fue que deje a mi novio la ultima vez,  no hacía más que arreglarse, lo amaba pero había dejado de importarle lo que yo sentía- completó la rubia –Asi que chicos, deberían pensar mejor sus argumentos- y despidiéndose de los tres se llevo a su amiga de ahí tan rápido como llegaron.

Francia soltó una ligera risa dejando su copa en la mesa y pasando uno de sus brazos por los hombros de su querido amigo español –Me has ganado Antonio, lo admito, y ahora que tu teoría está comprobada ¿no quieres intentarlo conmigo?- el rubio trato de besarlo sin éxito alguno.

-¡Francis! ¡No empieces! – le volteo la cara a su amigo riendo –Mejor ve y prueba los labios del fabuloso Gilbert- lo empujo hacia el albino y el francés ni corto ni perezoso se engancho al cuello de Gilbert -Qué dices mon ami ¿lo intentamos?- siguió el juego –¡Ni lo pienses Fran! Soy demasiado awesome para ti kesese – también lo empujo pero al ver que no reaccionaba y se había quedado mirando a un punto fijo de la calle volteó a mirar lo que había dejado hipnotizado a su amigo francés.

-¡Toni! ¡Mon ami!  Creo que debes empezar a correr- rió con fuerza pues a quien había visto era nada más y nada menos que el mismo Lovino hecho una furia.

-¿Eh? ¿Por qué?- preguntó confundido el castaño, hasta que vio a su querido italiano casi correr hacia él – ¡L-Lovino!- no supo porque pero podremos decir que fue su instinto de supervivencia el que le dijo que debía correr, claro aparte de la voz de Francis. 

-¡Estúpido bastardo español! ¡Me dejas solo en casa para venir con tus idiotas amigos! ¡¿Cómo te atreves?!- comenzó a corretear a un Antonio completamente confundido.

- ¡P-pero si no hice nada L-lovi!- gritó tratando de calmar a la “fierecilla”

-¡No me digas Lovi! ¡Bastardo!- pero todos sabemos que calmar a un Italiano (y más si era del sur) enfurecido era un gran reto.

-Jajajaja ¡Toño usa tus besos mágicos!- le grito Gilbert burlándose de el nuevo método de conquistas de su amigo

- ¡Si Toni! ¡Seguro y lo calmas!.. o se gana más golpes- compartió lo ultimo con su albino amigo riendo a carcajadas igual que él.

Lo que no sabían Francis ni Gilbert era que no solo Lovino había estado espiando a Antonio, no claro que no, el italiano no era tan idiota para ir solo, si bien odiaba a Arthur y le tenía miedo igual le había dicho “anónimamente” que es lo que estaba haciendo su francés y de paso también le había dejado una “no muy linda” nota a Eli sobre Gil, que seguro ambos habían visto todo el mismo show que habían armado con las chicas (aunque realmente no había sido nada) e irían por ellos sin ninguna consideración.

La moraleja de esta historia chicos, los besos son buenos por la mañana, por la tarde y por la noche, pero si quieren conquistar a alguien tan tsundere será mejor que se piensen otros “métodos de conquista”.

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