14 de septiembre de 2011

Arrivederci

" -Adiós- pronunciaste dándole la espalda a aquel que había cuidado de ti desde pequeño.

-Adiós- una voz opaca te respondió, sabías aún sin voltear a verlo, que él sonreía y eso era lo que más te dolía, que él no iba a quebrarse por tu despedida.

Entonces caminaste hasta el tren que te llevaría a tu casa sin voltear a verlo en ningún momento, porque si lo hacías estabas seguro de que aquellos cálidos ojos color esmeralda te atraparían y no podría volver a despedirte, porque los últimos días te habías dado cuenta de algo que habías estado negando toda tu vida.
Al subir al tren con tus maletas en mano agachaste el rostro y dejaste que el tren avanzará un pequeño tramo para poder voltear sin sentirte 'amenazado' por él.

Estaba llorando, esa persona siempre tan legre, la cual solo viste enfadado y triste contadas veces, lloraba solo, parado en la estación donde haca unos segundos antes habías estado. Quisiste correr a sus brazos pero sabías que eso era imposible y solo desviaste la mirada.

-Algún día volveré- susurraste esperanzado en creer tu propia promesa -Algún día volveré y nuca más llorarás- repetiste mientras varias lágrimas silenciosas recorrían tus mejillas y te mordías el labio para oprimir los sollozos.

Las despedidas siempre dolían "

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