28 de junio de 2012

Un Amigo


Eragon

Esta entrada voy a dedicársela a la saga que acabo de terminar... y de la cual me dolió tanto leer esa palabra : "FIN" 

No se como empezar la verdad, todavía me siento tan triste, nunca me había pasado con un libro, sentí que realmente me estaba despidiendo de un amigo demasiado querido. Los primeros tres libros vinieron seguidos uno del otro y los devoré con ansias, el último; Legado, tardó más en llegar a mis manos pero cuando comencé a leer ya no hubo vuelta atrás. Ayer a las 6:00 a.m. de la mañana lo terminé. Los últimos capítulos fueron los que me llenaron de muchos sentimientos y lloré, lloré tanto que no podía creer que fuese un libro el que me tuviera así. Y por eso y muchas otras cosas, creo que merece, aunque sea, un pequeño espacio aquí. Aún estoy un poco mal... ayer/hoy tuve que prender la televisión después de terminar el libro para no deprimirme mucho, y trato de pensar lo menos posible en que se acabó. No sé si en un futuro encuentre otra saga que me deje así, espero que no y si, no porque es horrible sentir como que algo falta, y si porque eso significa que fue un grandioso libro y amo leer libros grandioso. 

Eka elrun ono, Eragon. 



25 de junio de 2012

Proyecto de Adictos a la Escritura -Juntos y Revueltos-


Este es mi proyecto del mes en Adictos :3 salió un poco... extraño a pesar de que los personajes que me tocaron (Tenista/Gimnasta) parecen muy normales a simple vista. Bueno espero que lo disfruten y como todos acepto criticas a mi trabajo. 
Aún debo trabajar en mis títulos, no me convencen del todo y por eso no los pongo x3 
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Steve había terminado su práctica de tenis un poco desanimado ese día, la última chica a la que había invitado al baile de fin de curso lo había rechazado con palabras crueles. A pesar de ser un buen deportista y ser reconocido por la escuela, no era nada popular entre las chicas, todo por su afición a los comics y el mal habito que tenía de comparar a la gente real con superhéroes y villanos que claramente no existían, pero jamás imaginó que esa reputación de “estúpido soñador” estuviera tan difundida en la escuela, el solo pensar aquello hizo que sus mejillas tomaran un ligero color rosa y un suspiro escapara de sus labios. Muy en el fondo de su corazón deseaba encontrar a la chica correcta, no solo para invitarla al baile sino también para disfrutar de aquel momento con ella, tal vez tendría que resignarse a no ir y quedarse en casa, como el chico raro que todos creían que era.

La opción no era mala, seguramente todo sería muy aburrido, tan formal y sofisticado, quizá hasta podría divertirse en casa; leyendo comics, comiendo helado y escuchando buena música. Pero mientras más pensaba en esa idea más se desanimaba por ser el único sin una pareja, seguramente si las súper heroínas existieran tendría una cita con alguna de ellas, quizá con la hermosa Supergirl o tal vez con la misteriosa Raven, ¿tendría oportunidad con Wonder Woman?. Y mientras se perdía en sus pensamientos y fantasías caminó por las calles tan distraído como siempre.

Mas la Tierra no respetó su tranquilo paseo, el retumbido de ésta le advirtió demasiado tarde y antes de poder pensar en lo que estaba pasando su mundo se movió. Los cimientos del puente que cruzaba se agrietaron y pronto ya estaba cayéndose a pedazos. Steve entró en pánico, trató de sujetarse de algo pero se dio cuenta al instante de que era inútil, su vida pasó ante sus ojos como un flechazo, ¿realmente así terminaría todo? Aplastado bajo concreto, una muerte común y corriente, mucha gente moría de esa forma, pero él no quería eso. Seguramente si viviera en mundo más interesante algún héroe vendría a salvarlo y su vida no terminaría ahí, quiso gritar pero lo hayo más inútil y tan solo cerró los ojos con fuerza comenzando a aceptar su destino, vaya manera de terminar con su existencia.

Espero sentir un agudo dolor al caer, pero pasados los segundos —o minutos, no estaba muy seguro de cuánto tiempo había pasado— no sintió nada, temeroso abrió un ojo encontrándose solamente con el cielo azul, y cuando abrió ambos ojos pudo distinguir a una silueta a su lado, como por instinto se incorporó de donde estaba recostado y se alejó todo lo que pudo. La chica, porque era una chica quien lo acompañaba, soltó una risa divertida de su reacción mientras él solo parpadeaba confundido de la situación que estaba viviendo.

—¿Quién eres tú? —se apresuró a preguntar cuando volvió en sí mismo, pero no tardó mucho en olvidar esa duda cuando cayó en cuenta de que no tenía ninguna herida, que estaba sano y salvo hablando con una completa extraña —¿Tu me salvaste? —esta vez se acercó a ella sin dejarle responder la anterior pregunta.

Pero la joven se levantó y, sin perder su divertida sonrisa, asintió como si aquello no fuera de verdadera importancia. Después del desconcierto que había sufrido el tenista al inicio, ahora sus ojos brillaban con ilusión.

—¿Eres una súper heroína? ¡Si, seguramente debe ser eso! —Se respondió a sí mismo, pero de nuevo la risa de la chica interrumpió sus pensamientos —No soy nada de eso —y por primera vez en todo ese tiempo ella le habló, su voz sonaba divertida y suave y antes de que él pudiera cuestionarle más cosas se dio media vuelta y comenzó a caminar entre los escombros.

Steve la miró queriéndole gritar “¡Espera!” pero, hipnotizado por sus movimientos, lo único que pudo hacer fue observar como saltaba de una piedra a otra esquivando los pedazos de cemento inestables, aquella visión le recordó a una bailarina pero sin la pomposa elegancia de ellas, era más como un acróbata de circo que buscaba divertir y asombrar con sus piruetas. Cuando dejó de mirarla y concentró sus ojos en su alrededor vio una pequeña tarjeta tirada a su lado, la tomó y se asombró de que la chica de la foto era la misma que lo había salvado, leyó lentamente, al parecer su nombre era Quinn Hawkins y según lo que decía ahí era miembro honorario de un club de gimnasia no muy lejos de donde estaba. Eso resolvía sus dudas de quién era pero no sobre lo que era, tal vez debería considerar que la chica era demasiado humilde para considerarse una heroína, pero repasaba esa idea en su mente y no cuadraba con la forma en que había respondido, parecía divertida, como si la hubieran insultado pero ella simplemente se lo tomara como una broma.

Volvió a recostarse en el pavimento con la tarjeta apretada en una mano, esperando que aquello no fuese un sueño y desapareciera. Estaba por rendirse con aquel dilema cuando una descabellada idea cruzó por su mente, tal vez tenía razón; no era una heroína, ¿y si era una súper villana? Una que lo había salvado con dobles intenciones, si, si eso debía ser, estaba completamente seguro.

Y mientras se perdía una vez más en sus pensamientos con una boba sonrisa en el rostro, escuchó la sirena de una ambulancia a lo lejos. Tal vez su mundo no era tan aburrido después de todo.